a partir de 30€
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¿Tú por qué te cuidas? ¿Qué te motiva? Nos estamos dando cuenta de lo que lo que elegimos para nuestra piel y para nuestro cuerpo importa. Es más, incluso esta pandemia de COVID-19 ha alimentado la conciencia de que la belleza está relacionada con el bienestar. Cada vez prestamos un poquito más de atención a cómo invertir en nuestro cuerpo y quizás un poco menos a cómo disimular o aparentar. Queremos lo mejor para nuestro cuerpo y nuestra piel. Tener un brillo saludable y juvenil, tanto por fuera como por dentro, es posible. Además, podemos hacerlo cuidando el impacto en el planeta: teniendo en cuenta a los animales con tendencias cruelty-free y veganas, el medio ambiente y nuestra conciencia. La respuesta está en la cosmética de autor, consciente y natural, y aquí te contamos por qué.
Escuchamos mucho eso de “evitar químicos”, pero aquí vamos a introducir un matiz. No es la química lo que crea el problema: son determinadas sustancias y toxinas que se introducen en los procesos productivos (generalmente industriales) y que pueden tener efectos secundarios, especialmente en dosis altas o en pieles sensibles. Incluso cuando se usan en cantidades “pequeñas”, a menudo nos encontramos con regulaciones contradictorias (en unos países está prohibido y en otros, no) o que evolucionan (las regulaciones se van actualizando y prohibiendo ciertos ingredientes). ¿Por qué admitir, aunque sea en dosis “legales”, sustancias que no son en sí mismas beneficiosos para nuestro cuerpo?
Sulfatos, parabenos, siliconas y muchos más: si para defenderlos tenemos que decir de ellos cosas como que son “tolerados” por la piel y el cabello, que su efecto dañino se puede controlar “si se usa en cantidades pequeñas” o que son necesarias “porque alargan la vida del producto” es hora de pensar en soluciones nuevas. Hay estudios que están relacionando ingredientes frecuentes en la cosmética convencional con irritación de la piel (porque alteran la barrera natural de la piel), o estableciendo causalidad entre estos y un crecimiento anormal de las células. Incluso las fragancias sintéticas pueden generar problemas, pues pueden incluir alérgenos y otras sustancias problemáticas.
En la cosmética natural encontrarás un respeto profundo por los ingredientes, por el hecho de que todos y cada uno de ellos sea bueno en sí mismo. Sobre todo: bueno para ti (más que para alargar fechas de caducidad u otras ventajas del proceso productivo). También: bueno para tu entorno.
En el universo natural de Caredamia, la química no es más que el arte de juntar ingredientes, crear recetas eficaces, olores y texturas, propiedades y resultados.
Una piel saludable empieza desde dentro, cuando te cuidas en tu día a día: alimentación, sueño, ejercicio, pero recuerda que todo lo que te pones por fuera penetra y contribuye. Muchos de los ingredientes que se incluye en la cosmética natural son los mismos que el cuerpo produce de forma natural, generalmente en abundancia durante la infancia y, con la edad, cada vez de forma más escasa. Obtener esos mismos activos de productos naturales y con procesos respetuosos para alimentar tu piel es el gran objetivo de la cosmética natural. Los “ingredientes inadecuados” y la síntesis artifical de productos consiguen peores imitaciones que lo que la naturaleza sabe crear y nuestro cuerpo aceptar.
Las pieles sensibles suelen ser las que más rápido notan la diferencia: desaparece la piel irritada, ciertas reacciones alérgicas y muchos problemas de sequedad o erupciones. La cosmética natural es mucho más respetuosa y este impacto es positivo para todas las pieles, las sensibles y las que no.
La ciencia, afortunadamente, es nuestra amiga. Al aprendizaje y al estudio le debemos la capacidad para desarrollarnos y crear nuevas formas de trabajar, incluidas las necesarias fases de pruebas para garantizar que un producto sea seguro. Como sociedad, podemos ir madurando y aumentando el respeto por los animales. Ninguno de los productos de Caredamia está testado en animales: somos 100% cruelty-free y veganos.
El hecho de utilizar productos naturales es una solución brillante: al tratarse de ingredientes habituales, conocidos y legendarios, ya existe sobrada información sobre sus efectos en humanos y pueden aprobarse basándose en estudios ya conocidos y ampliamente probados. Teniendo en cuenta, además, que por concepto se rechazan todo tipo de tóxicos o químicos sintéticos fabricados en procesos industriales, esto es un regalo para la piel (y para los animales). Además, una grandísima mayoría de los productos de cosmética natural son aptos para veganos pues no se utilizan animales tampoco en la obtención de ninguno de sus ingredientes. En Caredamia somos conscientes de esta sensibilidad y la tenemos muy en cuenta… tanto que a día de hoy todos nuestros productos son aptos para veganos.
El uso de ciertos químicos, tanto en el producto como en los procesos de producción, no solo es importante por cómo afecta a nuestra piel, sino por cómo afecta al planeta: estos ingredientes dañinos pasan al alcantarillado y acaban penetrando la tierra, filtrándose al aire, contaminando nuestro mundo. Por eso, apoyamos la innovación, la búsqueda de nuevos métodos, la filosofía a favor de una cosmética muy respetuosa con el medio ambiente, que defiende estos valores en muchos pequeños detalles: a veces, apostando por la agricultura local, o por la innovación en agricultura orgánica, o por envases reutilizables, o todo ello a la vez. Cada pequeño paso a favor del planeta es también una apuesta por todos nosotros y por nuestro futuro.
Pero, ¿qué tiene la cosmética natural que funciona tan bien? ¡Hay tanto que contar! Vamos a acercarnos un poco y, aunque sea, escojamos un par de rincones a los que asomarnos y ver cómo la naturaleza, de la mano de la ciencia, puede casi, casi, hacer milagros.
Los antioxidantes, palabra que nos suena mucho de ver en los productos cosméticos, protegen la piel gracias a que limitan la producción de radicales libres, que pueden dañarla. Su uso diario ayuda a reducir manchas, combatir los signos de la edad y calmar inflamaciones de la piel. Varios antioxidantes proporcionan hidratación y aumentan la retención del agua para revitalizar la piel apagada. En resumen: son unos grandes defensores de la salud y la belleza de la piel.
Para que visualices este proceso, imagina una manzana cortada al aire libre: el proceso de oxidación es lo que la deja marrón al cabo de un rato. Los radicales libres se producen en nuestro cuerpo y también vienen de fuera: rayos ultravioleta, contaminación, tabaco y muchos otros químicos. Por suerte, sabemos (y la ciencia así lo demuestra) que la inclusión de antioxidantes en la rutina de cuidado de la piel puede ayudar a combatir el daño de los radicales libres y recuperarse del estrés oxidativo.
¿Los mejores antioxidantes, me preguntas? Vitamina C, que además aumenta la producción natural de colágeno en tu cuerpo. Vitamina B3, que además mejora la textura y el tono de la piel, incluyendo propiedades antiinflamatorias, que calman incluso erupciones y rojeces en la piel. Vitamina E, que acelera los procesos de recuperación y reparación de la piel, ideal para pieles secas y para tratar estrías. Retinol (vitamina A), que penetra especialmente profundo en la piel (por algo le llaman el rey indiscutible en la lucha contra los signos del envejecimiento): la refuerza y la dota de densidad y firmeza. Los polifenoles (hay muchos) que poseen propiedades antiinflamatorias, inmunomoduladoras y antioxidantes. Vale, vale, pero… ¿dónde se encuentran estas maravillas? Aceite de zanahoria, extracto de guisante, té verde, aguacate, aceite de rosa mosqueta, extracto de pepino fresco, passiflora, ginkgo biloba, extracto de kiwi y otros muchos ingredientes que encontrarás en el INCI de nuestros productos.
Para mantener la piel hidratada es fundamental el ácido hialurónico. Nuestro cuerpo lo produce de forma natural pero, con la edad su producción va disminuyendo. El ácido hialurónico vegetal es capaz de retener 1000 veces su peso en agua y, por lo tanto, mantener las reservas de ésta, en nuestra piel. Así conseguimos incrementar el nivel de hidratación y la protegemos de agentes externos. También es así como mantenemos la firmeza de la piel y evitamos las arrugas. Estas propiedades casi mágicas se conocen desde hace tiempo y muchos en la cosmética convencional eligen extraerlas de animales (crestas de gallo, aletas de tiburón, articulaciones de vacas). Afortunadamente, la ciencia nos ha dado la posibilidad de obtenerlo 100% vegetal, con procesos de biosíntesis a partir de cereales o celulosa.
Los ácidos grasos esenciales son necesarios para que nuestro organismo funcione con normalidad y tienen la característica de que nuestro cuerpo no puede sintetizarlos por sí mismo, así que tenemos que suministrárselos. El aceite de macadamia, el aceite de oliva, de girasol, de almendras dulces, de pepita de uva, de germen de trigo, la bardana cumplen esta función y se usan ampliamente en la cosmética natural. Otros ingredientes destacan por sus propiedades calmantes y antiinflamatorias, como la camomila, el aceite esencial de tanaceto, el aceite de comino negro, el aloe, el hidrolato de lavanda, la caléndula y otros que te sorprenderán.
Un plus: todos estos ingredientes naturales tienen sus propias fragancias que no hay que fabricar sintéticamente, no incluyen ningún efecto secundario y llenarán tu tocador de un suave olor a naturaleza.
La cosmética natural es mucho más que una moda: ha venido para quedarse. Es una cosmética moderna, eficaz, basada en la ciencia tanto como en el conocimiento tradicional de la naturaleza. Hay grandes profesionales, con exquisita formación y los objetivos muy claros, que están innovando el mundo de la cosmética y el cuidado de la piel. Afortunadamente, la gente se está concienciando, cada vez son más los que se apuntan a un consumo responsable y quieren entender mejor qué es lo que están utilizando y cómo están contribuyendo a su salud.
Para evitar que ciertas técnicas de marketing se aprovechen de esta tendencia, o lo que viene a ser dejarse engañar por el greenwashing (fingir que todo es verde o natural estampando una hoja de aloe vera en la foto del producto), queda en nuestras manos la labor de formarnos e informarnos. La Unión Europea tampoco ha puesto mucha claridad y la labor de distinguir los auténticos productos naturales ha quedado en mano de certificadoras independientes.
¿En qué se fijan las certificadoras? Cada una tiene su lista de puntos que hay que cumplir. Por ejemplo, que no incluyan ingredientes cuestionables como los parabenos, las siliconas o las nanopartículas, que no utilicen productos de origen animal (salvo derivados que no exigen su sacrificio, como leche o miel) y hasta se fijan en si los envases son biodegradables. Son, por supuesto, exigentes: el umbral está en 95%, que es el porcentaje de ingredientes naturales o de origen natural que debe tener la fórmula. Hay distintas certificadoras y sellos en España, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña o nacidas de asociaciones internacionales de productores. Los sellos y certificaciones nos ayudan a entender que estamos ante un producto auténtico, que responde a una voluntad real de cuidar la piel con los mejores ingredientes y respetar nuestro entorno.
Nosotros, como consumidores, tenemos otra herramienta más: el INCI. Leer la lista de ingredientes, que por ley debe estar en inglés o en latín (y, opcionalmente, en más idiomas) es la principal fuente de información. Por eso, al que va de cara, con transparencia y con un INCI impecable, nosotros le damos un tipo de sello muy particular: el de nuestra confianza. Para aprender a leer INCI, hay que tener en cuenta que el orden importa: los ingredientes se ordenan de acuerdo con el porcentaje de presencia en la fórmula, por lo que si ese aceite de rosa mosqueta o extracto de pepino es el último, último, último de la lista, y todo lo que había antes eran compuestos extraños, tenemos que sospechar. Os animamos a curiosear, a empezar a leer la lista de ingredientes de los productos que utilicéis, a ir familiarizandoos con los nombres. Muchos se repiten y, poco a poco, empiezas a distinguir un INCI natural de un vistazo. De esta manera, serás poco más consciente y estarás un poco más cerca de poder elegir lo que mejor te sienta.
Y si compras en Caredamia: no temas. Aquí todos los productos han sido cuidadosamente seleccionados y no se nos escapa ningún detalle. Es hora de que tomes las riendas de tu salud y de que te pases a la cosmética natural con Caredamia. Vivirás tu ritual de bellaza y salud, adquiriendo todos sus sorprendentes beneficios.
Si tienes dudas cerca de cualquiera de nuestros productos, contáctanos, estamos aquí para ayudarte.